lunes, 6 de abril de 2015
Huele a nostalgia.
En el aire se respira una rara mezcla entre tabaco y menta, un poco irónico, aunque los incompatibles crean un equilibrio armónico increible.
La vida está hecha de pares de fuerzas opuestas que se atraen y se rechazan; se oponen y se complementan, creando un equilibrio perfecto dentro del caos, que no puede alterarse. Me viene a la cabeza el Yin y el Yang. Dualidad, eterna lucha.
Las despedidas son dulces y amargas, decir adiós duele, pero se maquilla con ese "hasta pronto" esperanzador. También sabemos que al irnos nos espera algo también muy bueno, distinto, a su manera.
Reflexiones profundas.
Ha sido una gran semana, con momentos perfectos e instantes a cambiar, como en todo, fuerzas opuestas. Lo importante de todo es quedarse con lo bueno, y saberle sacar el lado positivo a la cara oscura de la vida, saber que esos momentos son tan buenos, a veces, porque lo malo lo preparó. Cuánto más cuesta conseguir algo, mayor es la satisfacción cuando se consigue -sin llegar a autoengañarse-.
Hemos conseguido eso de hacer una semana, cuanto menos, nada santa. Os lo propusisteis cabrones. Creo que, en conjunto, no hemos decepcionado, como grupo; haya o no asperezas individuales.
Me llevo recuerdos épicos de baños nocturnos, de excursiones por el campo, y por la playa. De litronas e ilegales. Todo se basa en risas y buenos ratos, ahí está la clave.
Anécdotas hay miles: farolas que se cuelan en aparcamientos, mecheros robados, aventuras obligadas en medio de la nada, grúas, cenas y familiares fiesteros por sorpresa, piscinas incitantes al vicio. Heridas de muelle, y heridas de guerra.
No han faltado charlas -las necesarias y las evitables-, los amigos, los malentendidos, las locuras, las risas, las broncas, los grandes ratos... Y los imposibles. Las ganas de más, y a veces, las ganas de menos. Las dudas.
Chicos, los amigos es la familia que se elige, y yo tengo muy claro por qué he elegido ésta. Los que sois, lo sabéis, porque familia es todo aquel que se siente y es sentido familia. Aunque seamos unos familiares muy raros, con nuestras cosas, pequeños detalles marcan grandes diferencias.
Voy en la carretera y me da pena porque dejo atrás a la amiga de todo es posible, de 'tranqui, que voy a estar aquí'; a la de las largas charlas, llantos y sonrisas; al amigo de las aventuras, ese que insiste siempre; y al pasota, al que tú le insistes -para todo-, el peque de la familia -de momento-; mis hermanos. Esos son los de siempre, pero también ha habido grandes sorpresas y recuperaciones de cariño perdido -que, por lo visto, jamás se había ido-, dos amigos de toda la vida, también historias del pasado en el presente, gente que vuelve. En total somos 13, y eso espero que no cambie nunca.
Sé que ahora, me esperan otros amigos, los de los cafés, los que viven conmigo, los que veo en clase, y los que tengo hasta en la sopa. Y esos, a los que voy a esperar a que vuelvan, lo que haga falta.
También me espera esa flor, la más roja de todas, la que no sale en primavera, y es que, siempre está que se sale, porque es maravillosa. La que no necesita agua para crecer porque le sobra con cerveza. Esa que nunca voy a cortar porque quiero que siga brotando, cerca de mi cama.
Nos vemos pronto.
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