Los pensamientos son como un susurro al oído de quien menos te lo esperas. Agrios, sutiles y, muchas veces, tan incoherentes que te pregruntas a tí mismo cómo, a veces puedes estar tan seguro de algo y, otras, dudar hasta de tu nombre.
Parece que tienes a otra persona dentro que te aconseja torpemente y, que de vez en cuando, te deja actuar por tí mismo.
Sinsentido que ahoga.
Un consejo: cuando dudes, colócate y duerme; no va a solucionar nada, pero es como una anestesia momentánea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario