No esperar respuesta.
No esperar nada.
Una boca inquietante quiere preguntar, quiere saber. Una mente cansada, absurda, hastiada... le niega el permiso. Y entonces, todo pasa, nada. Silencio tras silencio, conversación de besugos. Tiempo y más tiempo. Llorando sin lágrimas, borracho sin cerveza, colocado sin porro. Existencia nula.
El fallo es esperar siempre respuesta, hay preguntas sin sentido, cuya respuesta no existe, cuya respuesta nadie sabe más que el loco que formuló dicha pregunta y que, para colmo, se niega a sí mismo.
Los locos hacen locuras. Soy loco sin locuras. Vaya mierda. Los pensamientos positivos van ahogándose bajo la montaña de apuntes, y cuando casi ven la luz, sigo aumentando la montaña más y más, masoca. Será para tener motivos. Será para tener algo. Como con todo. Como con esto.
Las falsas sonrisas esconden falsos pensamientos, los falsos pensamientos; falsos gustos, falsa belleza, falso entusiasmo, falsas mentiras y, más aún, falsas verdades. Mundo falso. Y falta de huevos. De huevos y de ganas. De motivación. De respuestas.
Si se dice la verdad como si de una mentira se tratase, ¿es verdad?
Se que hoy quien yo se me diría:
"Ocultar información no es mentir. Hacer trampas es una buena forma de ganar, y una válida estrategia de juego. Cuando pierdes hasta con trampas, cuando pierdes hasta con las verdades más mentiras que has contado, tira la baraja y sal a correr. Que se te va a empezar a ver el plumero. Y estos jugadores no se andan con chiquitas. Te han trincao, como ni tú en tu vida, y no te van a entender, te van a matar.
Recompon tu orgullo, guarda tus ases en la manga, la baraja trucada, la falsa sonrisa, los despistes y faroles. Coge tu sombrero, el bastón, y eso que se lleva por dentro. Levanta la cabeza y cambiate de mesa y, si puedes, de casino, y de ciudad.
Si ya es demasiado tarde, y sabes que no puedes huir. Pierde con dignidad, lo mejor que puedas, y borracho.
Ya sabes como minimizar los daños."
Y hasta aquí este delirio. A ver si vienen más, así hablo con alguien que me escucha, o me lee.
La próxima vez que alguien me aconseje: "para poder jugar, primero, hay que saber, o estás perdido":
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