Ves a la luna reírse de ti, ahí, desde la oscuridad, rodeada de amigas y con ese humo a su alrededor. Siempre colocada.
Su único problema es estar tan buena y que Lorenzo no tenga cojones a alcanzarla. Aunque lo intente todos los días. Tonto y enamorado. Y es que, cuando él sale, ella se pone, puesta. Más puesta que nunca.
Alumbra tu retorno, que sabes que ya no es el mismo. Ese rerorno que sabes que ya no quieres. Y que no sabes por qué haces.
La luna oculta su peor cara, la cara que no nos deja ver. La que nos aterrorizaría porque es nueva y totalmente distinta. Siempre tiene algo que ocultar, como todos.
Y ahora me mira y me ofrece una calada, risueña.
El problema es que solo no me sienta muy bien.
Alíñame.
No hay comentarios:
Publicar un comentario