¿Por qué ya la gente no escribe poemas de amor?
Porque la vida no entiende que no la quieras, que no la aprecies. No entiende de anclajes a pasadas relaciones vacías y frustrantes, no entiende de amistades de hombro y cartera.
Y es que, todo es tan jodidamente maravilloso mirando al cielo, en tu soledad perdida en la inmensidad.
En la soledad de todo lo negro. Del cielo y yo. Del cielo y tú.
Cómo pudo estar tan inspirada la naturaleza el día que creó todo esto. Nuestra madre.
Y es que no somos más que microscópicas bacterias en un mundo de gigantes preciosos.
Y ni propofol ni fentanilo ni mierdas. Es que sólo me importa esto.
En el fondo, las cosas malas no son tan malas. Si, al fin y al cabo todo es esto, natural sobre natural.
La magia de lo inmenso, el poder de lo diminuto.
Si sólo lo veo yo, sólo es mío, sólo existe esto.
Cada vez que miro fijamente una cosa, me pierdo otra mejor.
Eso es lo que ven mis ojos delirantes.
Vosotros a lo vuestro. Y yo aquí, perdido en las estrellas, tengo tantos deseos...
viernes, 12 de agosto de 2016
La magia de San Lorenzo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario