A veces el simple hecho de ordenar letras azarosas hasta formar significado, estructura, te hace recapacitar, consolidar tu pensamiento. No tienes claro algo hasta que no puedes escribir sobre ello. Me gusta expresar lo que pienso, lo que siento, y hoy en día, pensar es algo muy original. El mundo es una mierda. Y este país, una dictadura católica con una fachada democrática que huele a rancio y a muerto, es el olor de la gente que se muere de hambre porque no tienen nada para alimentar a sus hijos, sin otros medios que ofrecer su propia carne al amor más puro que existe, suplicando libertad. Mientras tanto, otros, nos roban, se burlan en nuestra cara y, encima, se ríen. Y si intentamos quejarnos, nos atan, y alimentan su ego basándose en unas leyes ahogadas en las lágrimas de todos esos que murieron por la justicia y la dignidad.
Tenemos un problema y todos el mismo, absolutamente todos nosotros, ese problema se llama duda -puto Descartes-. Exacto, duda, el pequeño rincón que todos tenemos. Todo lo que queremos gritar aunque solo conseguimos susurrarlo como anónimos. Las historias de nuestra vida que queremos que las personas que nos quieren sepan, comprendan porque ni tan siquiera nosotros podemos hacerlo, y buscamos, inocentes, que puedan entendernos un poquito más, pero que no, que no hay cojones. La duda es ese algo que nos hace marearnos hasta que una arcada de sinsentido te dice "o te fumas un peta o esto te va a volver loco", ese es el problema, no sabes cuando la duda acaba. Una duda no es una pregunta, por tanto, no tiene una respuesta, no es simple; una duda no se soluciona de otra forma que dándole vueltas, y vueltas, hasta que ese puto absurdo te hace dudar hasta de tu nombre y de tu historia. Dudas que llevan a otras dudas, he ahí la cuestión. Dudas de los que creías tus amigos, decepción tras decepción, caída tras caída, golpe tras golpe, ves que tu estás ahí y ellos ya no. Dudas de lo que sientes, por quién lo sientes, porqué lo sientes, y especialemente, porqué no sientes lo que quieres sentir, porqué tanto absurdo. Dudas de las dudas que pueden tener los demás, de sus pensamientos, de su actitud cambiante. Y dudas sobre todo de lo que puede estar bien y de lo que no, de lo que está socialemente aceptado.
No nos dejamos llevar, yo lo sé, tú lo sabes. Que si, que mucho Carpe Diem... Pero luego ¿dónde queda eso? ¿Quién se olvida de los miedos y complejos para dejar que todo fluya? ¿Quién improvisa? Tú desde luego no; orden, monotonía, crees saber perfectamente lo que está bien y lo que está mal de antemano, gilipollas ¿dónde dejas el caos? O a lo mejor el fallo es mío, que no lo veo claro. Tengo todo lo que se puede pedir. Y cuando caigo, miro hacia arriba y veo a una morena de pelo largo, que me mira, me sonríe y con Extremoduro de fondo me dice: las penas no son tan malas con una cerveza bien fría. En ese momento es cuando empiezas a creer que "felicidad" se escribe con las seis letras de su nombre, y es cuando te das cuenta que vale más un hecho que mil palabras, que el tiempo vuela con el viento y a su paso va dejando lastres que no puede arrastrar y que ella sigue a tu lado como la que más siendo la última, en una carrera de fondo, adelantando sin cesar... Y luego hay gente que habla de amistad desde la infancia, como si eso significara algo. No me hables de amistad si no sientes la necesidad de hablar con alguien horas, de noche, de madrugada, borracho o jodido hasta la médula porque has tenido una semana de mierda. Hoy dudo hasta de ella. De esto. De ti, joder, de todo. Dudo de mí.
Hay veces que miras atrás y ves tus pies descalzos marcados en la arena, como si fuese la vida que has ido andando, pisando fuerte. Imagínatelo por un instante, tu vida en huellas: hay huellas profundas, huellas superficiales y huellas borradas por las olas, disipadas, las hay manchadas por gaviotas traicioneras, o llenas de conchas; las huellas cada vez son más grandes, crecen contigo. Eso es la vida, hay gente que marca más, gente que con la mínima ola que llega se va, arrastrado por la corriente, porque no caminaba firmemente junto a tí. De pronto miras atrás y ves cuatro huellas en lugar de dos, ahí es cuando sabes, que tienes a alguien a tu lado pero ¿y si las huellas no son las que esperabas? Yo quiero ver tus huellas a mi lado, y las de ella porque me encanta como anda, con esa sonrisa y esas piernas interminables, quiero ver las huellas de mis amigos, que saben quienes son. Espero que tu lo tengas claro ¿dónde está el límite?
A un amigo, cualquiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario