Me follaba tu mente. Tus prontos, tus movidas.
Sin nada físico, sin nada más.
Hablo de sexo, claro. De almas que dudan. De unos ojos que reflejan otros ojos que los miran. Y hablo de cuerpos sudando. De puertas cerradas, de noches en vela y de la luna mirando.
El mayor secreto es el que tú quieres que sea, la mayor aventura tú la haces, tú la inventas. Cualquier cosa, la más mínima puede ser tan importante o tan absurda, insignificante como tú la hagas.
Esas pocas mentes con las que ansio fundirme, esas que me ponen, hablando en plata. Y os aseguro que nunca me ha pasado esto, realmente me ha pasado siempre y no lo veo hasta ahora. Esos espíritus libres con los que se que algún día será, y esos con los que se que no.
Y es que hablo de mentes, de mentes que aunque tuvieran otro físico totalmente distinto, el que fuera, me follaba igual, además me las follaba duro. A lo mejor todo es amor, y por fin veo que existe. Pero hacía varias personas muy distintas todas ellas, entonces ¿que es todo esto?
Por fin entiendo el concepto.
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