La gaviota que me mira parace tener algo que decirme ¿qué será?
¿Querrá hablarme de su vuelo en libertad? ¿O de mí?
Conmigo mismo y los pies metidos hasta el fondo de la fresca arena, sin más compañía que la de una alhambra bien fría y unos cigarrillos. Leía los blogs a los que soy asiduo, recorriendo la memoria de otras personas buscando buenos tiempos y risas. Siendo feliz con la añoranza. Y pensando.
De pronto, surge en mi boca una sonrisa de ilusión al mirar a la ría. ¿Qué o quién la habrá provocado?
Al volver a mirar, la gaviota se había ido, aunque no pareció importarme demasiado. Mi sonrisa seguía ahí.
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